miércoles, 13 de abril de 2011

LA ECONOMIA DE AMERICA LATINA DESPUES DE LA INDEPENDENCIA


            A pesar de sus riquezas, Hispanoamérica nació a la vida independiente en estado de subdesarrollo por diversas causas. Algunas se habían originado en el sistema colonial, otras se añadieron durante el proceso de independencia y otras fueron resultado de la relación con el exterior y las dificultades de organización interna al comenzar la vida independiente.
            Las principales dificultades económicas eran:
1) Consecuencias de la revolución y las guerras de independencia.
Los largos años de guerra habían perjudicado a la economía por disminución de mano de obra (muerte o perdida de hábitos de trabajo), por fuga de capitales (los españoles ricos que huyeron), por destrucción de sembrados, por dispersión del ganado y por destrozos en las instalaciones mineras, los ingenios azucareros, etc.
La prosperidad de la economía colonial de los últimos tiempos de la colonia fue aniquilada por la guerra donde no se respetaron vidas ni bienes. Por ejemplo Venezuela fue uno de los territorios donde se más se sintieron los efectos: perdió el 50% de la ganadería y las perdidas de vidas humanas fueron altísimas entre 1810 y 1830. Algo similar ocurrió en México y Uruguay. En estos países la revolución se originó en el campo y se perdieron hábitos de trabajo.
 Muchas familias fueron desarraigadas de sus hogares. Los hombres eran reclutados, a menudo a la fuerza. Aún si no morían en las batallas, con frecuencia no retornaban a sus hogares, rehaciendo sus vidas en otra parte.
2) Latifundio y monoproducción.
Eran herencia del pasado colonial. La explotación agrícola y ganadera se hacía en grandes extensiones de tierra pertenecientes a una minoría de propietarios. En parte era resultado del tipo de explotación económica extensiva: el que quería obtener más ganancia no intensificaba el trabajo sobre la tierra obteniendo más productos por hectárea sino que acaparaba más tierra. Pero también el latifundio era una fuente de prestigio social y poder político. La base de la oligarquía era el monopolio de la tierra: era un signo de distinción social.
Luego de la independencia se repartieron las tierras que había conservado el estado español sin repartir (tierras realengas) y en el transcurso del siglo se fueron tomando las tierras indígenas. Estos fueron expulsados con engaños o a la fuerza hacia las zonas montañosas, selváticas o desérticas.
La especialización de la producción por zonas que había comenzado en la época colonial, se aceleró en este período debido al aumento de la demanda europea alimentos y materias primas.
            A partir de ese momento se destacan tres grupos de países exportadores de materias primas: los de clima templado que exportaban cereales y productos ganaderos (por ejemplo Uruguay cueros y tasajo, Argentina cueros, tasajo y trigo); los de clima tropical cuya exportación se basaba en la agricultura tropical (por ejemplo Colombia café, Venezuela cacao, Haití azúcar, México algodón); y los países exportadores de minerales (Chile cobre, Bolivia plata y estaño).
El monocultivo tenía consecuencias nefastas sobre la economía de los países: destrucción de los suelos cultivables al reiterarse los cultivos (como sucedió en el Nordeste de Brasil con el azúcar), dependencia de un solo producto y de escasos mercados que fijaban los precios, descuido de los cultivos para el consumo local con la consiguiente consecuencia del hambre, la desnutrición, etc. El monocultivo también influía en la formación de latifundios porque la pérdida de fertilidad de las tierras impulsaba a los propietarios a ocupar más terreno apto.
            Además la causa que originaba la monoproducción era la demanda exterior y esta era muy cambiante y no dependía de los países productores. Son muchos los ejemplos de zonas que tuvieron su época dorada cuando la demanda era alta y de un día para otro se transformaron en desiertos humanos cuando esa demanda cesó. Chile lo sufrió más  una vez. En aquel país se cultivó trigo para vender a California cuando se produjo la "fiebre del oro". Pero cuando se terminó de conquistar el oeste, el trigo norteamericano era más barato y no sólo California dejó de comprar el trigo chileno sino que el trigo californiano se empezó a vender en Chile. Posteriormente la zona norte de Chile se dedicó a la explotación del salitre formándose muchas ciudades que se transformaron en pueblos fantasmas cuando el salitre chileno ya no interesó.
            Pero el caso más evidente de la "prosperidad frágil" provocada por la monoproducción es el de Manaos y el caucho. Cuando en esta región de Brasil se descubrieron árboles caucheros y se empezó a usar su savia para hacer goma, la región se llenó de inversores y trabajadores. La "fiebre del caucho" duró algunas décadas (1880-1910) y le permitió a Manaos transformarse en una ciudad rica, llena de mansiones, hoteles, edificios públicos, y con uno de los teatros más lujosos del mundo donde concurrían los más afamados artistas.
            La prosperidad de Manaos terminó cuando los ingleses lograron extraer clandestinamente semillas del árbol del caucho y las cultivaron en sus colonias del sudeste asiático (Malasia e Indonesia). Ya no necesitaron comprar el caucho a Brasil y la decadencia llegó a Manaos.
3) Dificultades para explotar las riquezas.
Muchas de las riquezas que poseía América Latina no podían ser explotadas por dificultades de acceso a los
territorios y a causa del primitivismo de los transportes.
            La estructura de caminos era pobre y los estados recién nacían a la vida independiente carecían de dinero para efectuar obras públicas. Carros, carretas, caballos y mulas eran los medios de transporte para los hombres y las mercaderías.
            La situación va a cambiar cuando se instalen los primeros ferrocarriles, pero estos no van a ser introducidos por los países latinoamericanos sino por las empresas inglesas y van a servir a sus propósitos.  La instalación de vías de ferrocarril se hizo para extraer con más facilidad los productos que se enviaban a Europa, uniendo las tierras de cultivo o las minas con los puertos de embarque. El resto quedaba incomunicado.
4) Finanzas insuficientes.
Debido a la débil economía las finanzas de los países latinoamericanos eran insuficientes. Los estados no podían recaudar suficiente ya que no había a quien cobrarle impuestos: unos no podían pagar porque no tenían con que y otros no querían pagar y como ocupaban los cargos de gobierno encontraban la forma de evadir el pago.
            Había además mala administración, gastos militares excesivos (acrecentados por la situación de guerra civil que vivieron los países latinoamericanos hasta muchos años después de la independencia) y deudas que se habían generado durante la revolución.
            Como se carecía de dinero suficiente en los países, se recurrió a los préstamos, siendo los bancos ingleses los principales prestamistas. Los estados emitían títulos de deuda pública pero era muy poca la confianza que generaban y por lo tanto su valor era bajo y su colocación difícil.

5) Dependencia del exterior.
Los países latinoamericanos surgieron a la vida  Independiente en el momento que Europa desarrollaba la industrialización. Incluso la propia "independencia" de las colonias españolas tuvo mucho que ver con el interés de Inglaterra de tener territorios donde colocar su abundante producción. En 1809 un informe del Foreing Office (ministerio de relaciones exteriores británico) expresaba: "...Sea que sigan dependiendo de España o que formen gobiernos independientes, lo cierto es que los sudamericanos, en este momento, abren sus brazos a Inglaterra; e indiferente en que forma buscan nuestra ayuda, siempre que el aumento de los negocios y el nuevo mercado que nos ofrecen para la venta de nuestras manufacturas, compense nuestra protección..."
            En los hechos las colonias pasaron de una dependencia a otra. La vinculación de América Latina con el "mercado mundial" pasó por dos etapas. La primera se extiende desde la independencia hasta mediados del siglo XIX y se caracterizó por la apertura al libre comercio, la entrada masiva de mercadería inglesas y la pérdida del metal precioso que se usó como medio de pago. Las industrias artesanales locales no pudieron competir con la producción inglesa y murieron. En 1809, cuando estaba comenzando la revolución hispanoamericana y comenzaba la penetración comercial inglesa, un informe del Consulado de Buenos Aires decía refiriéndose a los ingleses: "...Estos sagaces maquinistas nos han traído ya ponchos, que es la principal producción de los cordobeses y santiagueños... Sus lanas y algodones además de ser superiores a los paños y lienzos de Cochabamba, son más baratos y por consiguiente arruinarán enteramente nuestras fábricas y reducirán a la pobreza a una multitud de hombres y mujeres que se mantienen con sus hilados y tejidos, en tal forma que por donde se mire no se verá más que desolación y miseria".
            La segunda etapa transcurre en la segunda mitad del siglo XIX y se caracteriza por la llegada de capitales extranjeros, en su mayoría ingleses, pero también franceses, alemanes y de EEUU, que se invirtieron en obras de infraestructura. La integración de América Latina al mercado mundial fue mayor y también aumentó su dependencia.
            Los británicos serán los principales inversores usando su experiencia comercial. En los países de América, fundamentalmente en los puertos más importantes había sucursales de los bancos de Londres para orientar los negocios y las inversiones. Establecerán frigoríficos en Argentina y Uruguay, controlarán las minas de cobre chilenas, pero sobretodo su negocio estará en las inversiones en servicios públicos: ferrocarriles, aguas corrientes, energía eléctrica, teléfono. Su principal preocupación era no arriesgar demasiado y obtener rápidos y seguros beneficios.
            A fines del siglo XIX aparece un fuerte competidor del capital inglés: los EEUU. Se vivían los momentos del capital monopólico, la trustificación y la formación de grandes empresas, así como la búsqueda de territorios coloniales que aseguraran materia prima, fuentes energéticas y un lugar donde colocar las mercaderías y el dinero sobrante. En 1880 la producción industrial de EEUU igualó la de Inglaterra. El gobierno norteamericano puso en práctica la doctrina del "destino manifiesto": la expansión hacia los territorios vecinos más pobres. Las islas del Caribe y Centroamérica fueron los primeros en recibir las inversiones de EEUU, extendiéndose luego hacia los países ubicados al norte de Sudamérica.
En 1889 el gobierno norteamericano invitó a los países de América Latina a una Conferencia Panamericana asistiendo 17 países. En ella EEUU propuso realizar una unión aduanera que fue rechazada por los países latinoamericanos.
 Pero si la vía diplomática no surtía efecto había otras posibilidades: las intervenciones militares con claros objetivos económicos. Esas intervenciones se llevaron a cabo en el Caribe y Centroamérica, siendo las zonas de más interés las de Cuba y Panamá.
LA ECONOMÍA AGROEXPORTADORA
La economía agroexportadora (también conocida como modelo de crecimiento hacia fuera se aplicó en América Latina desde su independencia en la primera mitad del siglo XIX hasta los años 30 del siglo XX.
En este período los países de América Latina exportaban materias primas, como productos agropecuarios y minerales, hacia los países industrializados de Europa, especialmente Inglaterra, y hacia EEUU. A su vez importaban los productos industrializados desde aquellos países y también recibían desde ellos las inversiones de dinero necesarias para aumentar la producción o mejorar los transportes y comunicaciones.
El desarrollo económico de los países latinoamericanos se debió al interés de los países industrializados que actuaban según sus necesidades: necesitaban las materias primas para sus industrias y mercados donde vender los excedentes de la producción de sus fábricas. Los intentos de modernización en América Latina también se hicieron por interés de las potencias extranjeras, por ejemplo la instalación de ferrocarriles, que se hizo para poder llevar más rápido y en mayor cantidad las materias primas desde el interior de los países hasta los puertos donde se exportaban.
Los países de América Latina se especializaron en la producción de uno o pocos productos por cada país; esto se conoce como monoproducción. En el caso de ser productos agrícolas se le llama monocultivo.
El historiador brasileño Celso Furtado clasifica a los países monoproductores de América Latina en tres tipos:

Exportadores de productos agrícolas de clima templado (Argentina y Uruguay)
Tenían grandes extensiones de tierra dedicadas a la producción agrícola y ganadera. Exportaban cueros, lanas, carne y trigo.
Exportadores de productos agrícolas de clima tropical (la mayoría de los países latinoamericanos, como Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, los países de América Central y el Caribe y en parte México)
Por estar ubicados en zona tropical su clima los hacía aptos para determinados cultivos (café, cacao, caña de azúcar, tabaco, bananas, etc) cuya producción se vendía a Europa y EEUU. Como las potencias europeas también obtenían estos productos de sus colonias en Africa, los precios de venta eran generalmente bajos y la abundante población campesina que trabajaba en las plantaciones vivía en la miseria
Exportadores de minerales (grupo formado por Chile, Perú, Bolivia, México y luego se sumó Venezuela al comenzar a explotar el petróleo)
En estos países fueron necesarias importantes inversiones de dinero de los países industrializados para poder explotar los minerales y hubo una importante concentración de mano de obra en las zonas donde se ubicaban los yacimientos.



La monoproducción tenía consecuencias negativas para los países latinoamericanos: al depender sus exportaciones de uno o escasos productos, el ingreso de dinero por las ventas al exterior se podía ver afectado, ya que los países compradores podían ser pocos y si alguno dejaba de comprar disminuían las ventas. Si el precio de ese producto bajaban también descendía el dinero que ingresaba al país.
En el caso del monocultivo las consecuencias negativas eran aún mayores: al cultivar el mismo producto en el mismo suelo, este se iba debilitando y la producción disminuía. También sucedía que casi todas las tierras o las mejores se dedicaban para plantar el cultivo que se exportaba y se descuidaban los cultivos para alimentar a la población local, provocando el hambre.
Los más beneficiados con la economía agroexportadora eran las oligarquías, los dueños del poder económico y político. Se trataba de un grupo cerrado de familias que ocupaban los cargos de gobierno, eran propietarios de las tierras y eran los exportadores de lo que sus tierras producían. Desde el gobierno impusieron el liberalismo económico, permitiendo el libre comercio con el exterior que tenía como consecuencia la libre importación de productos manufacturados. La oligarquía mantenía muy buenas relaciones con las potencias industriales porque sus intereses eran comunes y se beneficiaban mutuamente: las potencias obtenían las materias primas que necesitaban y las oligarquías les vendían esas materias primas. La modernización que se hizo en las últimas décadas del siglo XIX estrechó los vínculos: las potencias invertían dinero en mejoras que permitían explotar mejor las materias primas y por lo tanto beneficiar a las oligarquías.
Políticamente las oligarquías latinoamericanas impusieron democracias muy limitadas, con un derecho al voto muy restringido, excluyendo a  la mayoría de la población. De esa manera se aseguraban mantenerse en el gobierno y a través de las leyes defender sus intereses económicos. Tenían una visión negativa de las clases populares, especialmente de los campesinos, a quienes consideraban ignorantes e incapaces de gobernarse por si mismos.

LAS INTERVENCIONES EXTRANJERAS
           
LAS RELACIONES DE LATINOAMERICA CON EUROPA
Los países recién independizados no actuaron como un bloque unido. Cada país resolvió a su manera las relaciones con los estados europeos, e hizo frente sólo a las presiones y amenazas.
Muchos estados acudieron a Europa en busca de préstamos y garantías para su precaria independencia. Proponiéndoselo o no, abrieron las puertas a la penetración europea, alentada por la debilidad de los nuevos países. La diplomacia inglesa fue la más activa; la división y el equilibrio entre pequeños estados interesaba a su comercio. Las intervenciones francesas fueron, en general, menos diplomáticas, desembocando en guerras e invasiones. Las presiones de estas potencias procuraban: el pago de deudas atrasadas e indemnizaciones, pedido de la cláusula de nación más favorecida en los acuerdos comerciales, exigencia de que los súbditos europeos se pudieran regir por las leyes de sus países de origen y no por las leyes de los países americanos donde vivían (extraterritorialidad de la ley), libre tránsito por los ríos que pasaban por más de un país, libertad para comerciar e invertir.
Los reclamos realizados por embajadores y cónsules europeos contaban con el respaldo de los barcos de guerra que navegaban amenazantes por el Atlántico y el Pacífico, siempre listos para acudir al lugar donde se plateara un conflicto. Además los intereses europeos tenían sus aliados en las oligarquías locales vinculadas economicamente a aquellos.
Los hechos más sobresalientes de este período fueron:
-          La mediación inglesa en la guerra entre Argentina y Brasil por la Provincia Oriental (1826-1828).
-          La ocupación de las islas Malvinas por los ingleses en 1833.
-          La guerra entre Argentina, dirigida por Juan Manuel de Rosas, y Francia (1838-1840).
-          La intervención anglo-francesa en la Guerra Grande en el Río de la Plata.
-          La invasión de Francia a México reclamando el pago de deudas atrasadas (en dos ocasiones 1838 y 1862).
-          El ataque español a Perú y Chile reclamando indemnizaciones por la guerra de independencia (1864-1865).

LAS RELACIONES CON EEUU
Los EEUU favorecieron la emancipación de Latinoamérica del dominio español y rechazaron cualquier intento europeo de intervenir en la región con el Mensaje Monroe (1823). A medida que el tiempo pasó se hicieron mas evidentes las diferencias entre el país del norte y los países del sur; mientras aquel se industrializaba y se transformaba en una potencia, los estados latinoamericanos se mantenían atrasados y débiles.
Frente a esos países débiles EEUU se va a guiar por dos intereses fundamentales: a) obtener territorios que se interponían en su expansión hacia el Pacífico; b) asegurar posiciones en el Mar Caribe y Centroamérica.
Para cumplir el primer objetivo apoyo la separación de Texas de México y luego luchó y venció a México quitándole los territorios que este tenía en el Lejano Oeste. EEUU se aseguró amplios y ricos territorios, mientras su vecino del sur quedaba reducido a la mitad de su tamaño.
El otro objetivo de EEUU era el Mar Caribe, en particular apoderarse de las islas mayores como el caso de Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo. Las dos primeras estaban en poder de España y EEUU esperaba que la debilidad del país europeo le llevara a tener que abandonar las dos islas y, como sostenía que su población era incapaz de gobernarse por si misma, EEUU tendría que intervenir. Cuando en 1826 Bolívar había intentado convocar a los países independientes de América para liberar a Cuba del dominio español, EEUU se había opuesto, expresando el Secretario de Estado norteamericano, Henry Clay, que: “ ninguna potencia tiene un interés de tanta entidad como los EEUU en la suerte futura de esta isla”.
            Tras varios intentos fallidos de independizarse de España, los cubanos inician una revolución en 1895 que vence a los españoles en varios puntos de la isla. EEUU decidió intervenir para “ayudar” a los cubanos. Ya en ese momento habían importantes inversiones norteamericanas en la isla. Sólo en las plantaciones de azúcar y las minas había unos 50 millones de dólares invertidos. El embajador de EEUU en España había declarado que “la industria azucarera en Cuba es tan vital para nosotros como lo es el algodón de la India para Inglaterra”. En febrero de 1895 un barco de guerra norteamericano anclado en el puerto de La Habana fue volado, aprovechando el Presidente norteamericano MacKinley para culpar a España y declararle la guerra. La guerra duró pocos meses, España se rindió y debió entregarle a EEUU las Filipinas y Puerto Rico. Cuba fue ocupada militarmente y EEUU “le hizo” una constitución en la que se establecía la independencia de Cuba, pero con la salvedad de que EEUU podía intervenir cuando lo creyera conveniente en los asuntos cubanos.
            Leonard Wood, gobernador militar de la isla de Cuba durante la ocupación norteamericana, manifestó en carta dirigida al Presidente Teodoro Roosevelt en 1903: “Con el control que ejercemos sobre Cuba, control que sin lugar a dudas pronto se convertirá en posesión, controlaremos también el comercio azucarero del mundo... la isla, bajo el ímpetu de un nuevo capital y una nueva energía, no sólo se desarrollará, sino que gradualmente se ira norteamericanizando, y nosotros tendremos una de las más ricas y deseables posesiones del mundo”.
            Otro punto de interés para EEUU era Centroamérica, por dos razones; las inversiones de las compañías fruteras y el objetivo de construir un canal interoceánico que agilitaría las comunicaciones entre las dos costas de EEUU. El canal pensaron construirlo primero en Nicaragua, pero luego se planificó en Panamá, territorio que pertenecía a Colombia. Este país había hecho un acuerdo con Inglaterra para que capitales ingleses construyeran ese canal. EEUU protestó y finalmente apoyó una rebelión de los panameños para independizarse (1903). Los ferrocarriles de empresas norteamericanas que circulaban en Colombia se negaron a transportar al ejército colombiano que iba a sofocar la rebelión y rápidamente el gobierno de EEUU reconoció la independencia de Panamá. El flamante gobierno panameño firmó un acuerdo con EEUU que le permitía a este construir un canal que le pertenecería hasta el año 1999.